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Cuentos al caer la noche

Gabriela Motta

📅 11/08/2020   📁 Cuentos

Humanos Fusión

Transcurría el año 2354 sobre el planeta tierra, máquinas y humanos se habían fusionado generando una raza más avanzada donde la tecnología, la ciencia y la biología se aliaron para perpetuar la supervivencia de la especie.

Ella estaba convencida de que debía ser uno de los pocos modelos humanos originales que existían, porque su padre era un humano genuino, que había tenido que esconder su identidad para permanecer con vida, sin embargo debía reconocer que a veces tenía instantes de puros sentimentalismo, cosa impensada en los humanos fusión, pero él era muy inteligente y esos momentos se los permitía solo cuando estaba en su presencia y en privado, afuera era un ser frío como todos.

Él logró engañarlos a todos hasta que su cuerpo concluyó su ciclo como le pasa a todos los humanos, por un momento un pensamiento se filtró en su cabeza y pensó que tal vez lo mejor sería convertirse en una fusión, así nunca moriría.
—No eso jamás, se dijo en vos alta, no quería vivir la condena de convertirse en un ser eterno sin sentimientos. Y para evitar recaer en esos pensamientos comenzó a idear un plan que le permitiera descubrir si pertenecía a los humanos genuinos o era tan solo una réplica más.

Recordaba que su padre siempre le decía: el secreto está en tu corazón, ella sí tenía corazón no era como los nuevos modelos que se los habían sustituido por uno artificial, su corazón latía, y según su padre con eso bastaba. Sin embargo, debía reconocer que latía gracias a que estaba conectado a una máquina desde hacía ya algún tiempo, pero el corazón era real, aunque funcionara a medias.

Eran tiempos duros para los humanos genuinos hacía algunos años había surgido un grupo revolucionario extremo que logró convencer a políticos y ciudadanos a cambiar su corazón humano por uno artificial, aseguraban que la única diferencia sería que ya no los estorbarían los sentimientos y que eso sería bueno, el ejemplo estaba en los humanos fusión seres exitosos y felices, sonrió, era paradójico lo de felices ya que no podían sentir y comenzaba a dudar sí realmente pensaban.

Este fenómeno social que se expandía a velocidad de la luz, la obligó a ocultarse para evitar ser escaneada y sometida a la cirugía que había comenzado siendo opcional, pero últimamente elegir ya no era una posibilidad. Sabía que existían más como su padre, tenía que encontrarlos y unirseles, pero no tenía idea por dónde empezar en esos tiempos era muy difícil identificarlos.

Y fue entonces cuando recordó que los humanos fusión no soportaban el contacto con la naturaleza, que también había sido reducida a lo necesario para la supervivencia de la especie. Especie que día a día se automatizaba más con el fin de prescindir de ella.

Los nuevos modelos odiaban los espacios verdes, ellos habían sido programados para sentir rechazo absoluto por lo natural, así que ese sería su escondite la reserva el único lugar con naturaleza genuina que existía y sin pensarlo comenzó su travesía.

Cuando llegó a la reserva se sorprendió porque para poder ingresar debía permitir ser escaneada, pensó que ese sería su fin, la habían tomado por sorpresa no sabía que había humanos fusión también en la naturaleza, estaba devastada y aceptó sin resistir el escaneo. «Ya no queda lugar en la tierra donde ellos no estén» —pensó.

—Pasa —le dijo una voz masculina— debes descansar por tu aspecto has hecho un largo viaje. Pero antes contéstame algo —le dijo el hombre—¿a qué modelo perteneces? Es evidente que no eres un humano genuino.
—¿Tú cómo sabes eso? —le preguntó.
—Sencillo, el color de tus ojos azabache te delata.
—¿Y eso que tiene que ver?
—Me sorprende que no lo sepas, ellos en realidad son paneles para absorber la energía del sol y recargarte,
—¿Qué tiene de malo? Mi padre era un humano geniano y también tenía paneles en la ropa.
—Ahí está la diferencia tu padre sí era un humano genuino que simulaba ser un modelo fusión, sin embargo, tú eres un modelo fusión simulando ser un humano genuino. Nosotros conocimos a tu padre bienvenida pasa que aquí estarás segura.
—¿Pero ustedes me dejaran entrar igual?
—Sí, porque eres la prueba de que los humanos genuinos aún podemos revertir esta situación.

Gabriela Motta.
18/11/19
Montevideo.

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