
Abuso
Cuando entró en la habitación y vio aquellas paredes los recuerdos explotaron en su piel como si hubiese sido poseído por fantasmas que creía muertos. Viejos, retorcidos y oscuros recuerdos. Se acostó sobresaltado en la misma cama en la que dormía en su niñez, aún conservaba aquel olor a culpa, aquel olor a miedo. Comprobó que no había sido buena idea volver a ese sitio. Sintió el mismo escalofrío de antaño cuando escuchó el silencio de la noche y se paralizó como si tuviera ocho años. Había vuelto a ser niño otra vez, solo que, para su suerte esta vez su padre ya estaba muerto.
Gabriela Motta
01/03/21
Montevideo