En medio de aquella multitud se encontraba Carmen, sentada en el banco de un aeropuerto con su celular en mano, llorando y escribiendo, escribiendo y llorando. La gente que pasaba la veía en ese estado y seguía de largo. Hasta que luego de un rato una chica se atrevió a preguntarle lo que nadie se había atrevido hasta el momento.

— ¿Puedo hacer algo por ti? Carmen secándose las lágrimas le contestó:

—No creo, es que estoy más sosainas aquí en este lugar. La extraña sonrió.

—No te rías, que estoy en plan “enrabietá”

—Disculpa ¿Qué te pasa?

—Na, y todo y na, pero bien.

—Así se me hace difícil ayudar.

—Sí, es que, ya sé, solo que… y se largó a llorar otra vez, sin dejar de relojear cada dos por tres el celular.

—Tranquila, respira y empieza desde el principio.

—No es na, solo que, me iba de vacaciones para Barcelona, pero me tomé el vuelo mal y aquí estoy sentada en un aeropuerto de Uruguay.

—¿Cómo puede ser? Con el chequeo riguroso que te hacen en los aeropuertos, no, no, es imposible.

—Pues mira, aquí estoy, justo antes de que yo embarcara llegó un grupo de viajeros chinos y todo fue un lío, póngalos en cuarentena gritó alguien, la gente comenzó a correr, el caos se apoderó del lugar y a los que esperábamos en la fila para abordar nos metieron cómo ganado para adentro del avión sin mirar documentación alguna. Imagina, yo que estaba perdida en medio de esa confusión terminé dentro de ese vuelo. Y aquí estoy. Enrabietá, sin saber que hacer. Pero… espera dame un segundo que estoy en el chat con mi editora y debo preguntarle algo muy importante: ¿¿¿¿Cuándo hay que votar????

Gabriela Motta.

Montevideo.

12/03/20