
Momento de paz
Se detuvo frente a la inmensidad de la naturaleza, majestuosa, arriba el cielo y abajo las frondosas sierras verdes. Cerró sus ojos y respiro profundo una, dos, tres veces. Tomó una flauta y comenzó a tocar una suave melodía, tan suave que la brisa lo acompañó acariciando cada parte de su cuerpo, haciéndolo sentir un dulce escalofrío que recorrió cada una de sus vértebras. Contempló los cerros y se detuvo a observar las nubes que se posaban sobre ellos, siguió tocando su instrumento, escuchando, contemplando y olfateando el cálido perfume de las flores que le regalaba la brisa al moverlas. Respiro profundo, nuevamente y se dejó llevar por ese presente tan vivo, tan único, tan natural.
Gabriela Motta
Febrero 2021
Montevideo