
Tomaditos de la mano
Y llegó el día
en que debí soltarte la mano
mi corazón no quería
pero sabía que era este el momento
te solté despacito
aguantándome las lágrimas, aplaudiendo
tu crecimiento.
¿Cuándo pasó tan rápido el tiempo?
Transformando a mi bebé
en este niño travieso.
Tú
te fuiste corriendo.
Yo
me quede con el corazón estrujado.
Era la primera vez que te dejaba
solo con el mundo
solo en el colegio.
Te despedí sonriendo,
conecté con tu mirada
sosteniendo en secreto
mi alma que dudaba
una y mil veces por dentro.
Al salir del jardín
otra lágrima indecorosa
se deslizó por mi mejilla
yo la sequé a toda prisa.
Estaba segura
que ese era el lugar correcto
estaba segura
que debías seguir creciendo.
Ay hijo mío, que difícil es
ver pasar el tiempo
y sé que este es
sólo el comienzo.
Ya vendrán
otros inicios
otros desafíos
quizás más complejos.
Quiero que sepas
que siempre estaré a tu lado
aunque ya no seas pequeño.
Ahora disfrutaré
de ti, mi niño travieso.
Esperándote cada día
para regresar a casa sonriendo
tomaditos de la mano
porque aún sigues siendo mi pequeño.
Gabriela Motta.