» Blog Archive Una Abya Yala viva Una Abya Yala viva

Thumb

Una Abya Yala viva

JHOJAN PÁEZ

📅 07/12/2019   📁 Otros autores

«Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.» Eduardo Galeano

Pizarro fue el primero en verla. El rumor no mentía; una tez morena para amar y temer. Aunque había algo más, algo no dicho por Cortés cuando esparció la recompensa y el temor por las colonias de la amenaza india. Las pupilas aterradas por la altivez del español escondían dentro el fuego libertario de su pueblo. Pizarro, que había visto la gloria hecha luego cánticos, nunca esperó ver con su rostro áspero por el tiempo, la luz de aquella embestidura humana que hacía honor a las palabras severas de Cortés: “Ella es, me lo dijo Moctezuma antes de morir, hija de Huitzilopochtli. Ella debe morir”. Muchos la habían buscado; Sousa, Balboa, Magallanes, Bolívar, Alvarado… Nadie lo logró. Pizarro meditó esto mientras escoltaba a la joven fuera del Cuzco. Llegando a su recamara ordenó soledad con la india. Solos por fin, le ofreció su ayuda, su consuelo… Las palabras que lo exonerarían le fueron robadas por sus aliados que habían destrozado sus puertas y clavado una lanza en su corazón. Confundiendo a la india presagia con una puta, le pidieron que huyera. Así lo hizo por años, ocultándose de rebeliones, cambiando de pieles, viajando de selvas a ciudades, callando injurias, limpiando la sangre de sus latinos, usando escombros como refugio en dictaduras, observando el cambio de poder entre indignos, viviendo en los vicios de las naciones y esperando siglo tras siglo, romper su miedo. Tener que recordar todo esto era su eterno martirio. Ella, que ya sin forma o belleza, esperaba con sus tres hijos, solo subirse al próximo ómnibus a vender dulces.

Escrito por: JHOJAN PÁEZ.
Créditos de la Imagen:
ESTEBAN IGNACIO PAREDES DRAKE.